Una marcha que surge de la voluntad ciudadana. El clamor social envió un mensaje claro y contundente a los diputados de la oposición: ¡No traicionen a México!
https://nl.mexicounido.org/wp-content/uploads/sites/7/2022/11/imagen_2022-11-18_164514836-485x1024.png 485 1024 México Unido CDMX México Unido CDMX https://secure.gravatar.com/avatar/5da242b87972c53eb107a3199b671a00?s=96&d=mm&r=gLa marcha del domingo pasado pasará a la historia por haber logrado algo muy importante: la articulación de una fuerza social que hasta ahora había estado dispersa.
El éxito se debió a la naturaleza de su único objetivo: el anhelo ciudadano de preservar nuestra joven y vulnerable democracia. El clamor social envió un mensaje claro y contundente, principalmente a los diputados de oposición: no traicionen a México votando a favor de la reforma electoral de Morena. No cabe hacerle ajustes, no hay condiciones para negociar nada en este momento. Cuando los motivos que impulsen los cambios sean transparentes, podrá mejorarse lo que hoy funciona muy bien.
La mayoría de los mexicanos confía en el INE porque es autónomo. El poder del ciudadano reside en la posibilidad de elegir, lo que da legitimidad al voto, y ésta sólo puede ser garantizada por el Instituto Nacional Electoral que no sea manejado por el gobierno, como antes.
El presidente López Obrador se convirtió en uno de los principales promotores de esta manifestación masiva al dedicarse a emitir calificativos e insultos contra los ciudadanos que, en el ejercicio de sus derechos, mantienen una postura distinta a la suya. Su provocación resultó un combustible que ayudó a calentar los ánimos y vencer la apatía, potenciando el gran poder de convocatoria.
Fue un error táctico por parte del Presidente y de la jefa de Gobierno minimizar el número de participantes en esta marcha, a la que se sumaron varias ciudades, diversos sectores sociales y un gran ausente en las previas: los jóvenes. El reto será mantener la unidad en un perol de ideologías e intereses diversos que convergieron por el afán de detener el avance de un régimen autoritario que se niega a soltar el poder.
El éxito de esta marcha cambia de golpe la correlación de fuerzas y las expectativas cargadas de optimismo de la 4T. Sin recurrir a los acarreos que alimentan de forma artificiosa las movilizaciones obradoristas, la ciudadanía desmanteló en unas horas el triunfalismo del Presidente y de su partido de cara al 2024. Ha quedado en evidencia que la promoción del culto al líder en los medios pro López Obrador, así como las encuestas prematuras que le favorece, han generado percepciones aventuradas.
Hoy, emerge un movimiento opositor basado en la inconformidad frente al desastre que ha provocado este gobierno de un solo hombre que, más allá de su narrativa, está cada vez más alejado de las promesas que lo llevaron al poder. La marcha dotará de contenido a la narrativa de la oposición por un buen rato, siempre y cuando los líderes sociales y políticos no se limiten a la autocomplacencia, sino que actúen con estrategia. La ciudadanía debe ser el eje de la nueva narrativa política de cara al 2024 y más allá.
No hay que olvidar que la gente asistió a la marcha por una motivación personal. Si se desinfla el interés de los ciudadanos se facilitará el camino al eventual candidato de López Obrador a la Presidencia. Mantener la presión ciudadana obligará a revisar sus perfiles. Lo ocurrido el domingo debe provocar un freno a esa campaña disfrazada que a tambor batiente está haciendo Claudia Sheinbaum por todo el país. Sin duda, tendrá que pagar un costo político por maquinar un pueril, desesperado e infructuoso boicot contra la gran marcha ciudadana.
Un punto destacable es que los partidos de oposición no fueron los convocantes y se sumaron como actores secundarios, señal de que comienzan a comprender el poder del ciudadano, al que no habían volteado a ver salvo para pedir su voto.
La posición expresada de manera espontánea por la sociedad civil contra la reforma electoral debe reflejarse en el resultado de la próxima votación en el Congreso, pues de ello depende la credibilidad que les queda a los partidos de oposición PAN, PRD, MC y, sobre todo, al PRI, credibilidad que será vital para vencer a Morena en los comicios de 2023 y 2024.
Fuente El Excélsior, Columnista Invitado Nacional; Elena Goicoechea.